Recuerdo cuando Andrés Manuel López Obrador fue Jefe de Gobierno en la -hoy- Ciudad de México. Muchísima gente se opuso a su magna obra que fueron los segundos pisos del Periférico. Incluso en plena construcción, no fueron pocas las personas que odiaban el caos vial que las máquinas y el personal estaban generando. Hoy, la personas que antes se quejaban, se benefician al transitar a diario por esa vía, de manera más ágil que antes del 2000. La ironía es que, a pesar de las millones de quejas ciudadanas, hoy es una obra que funciona y que continuaron sus sucesores. Esto nos demuestra que la labor de un gobernante es hacer lo mejor para la gente y protegerla… a veces hasta de sí misma.
Lo anterior lo he sacado a la luz para mostrar que no todo es 100% bueno ni 100% malo en un gobernante. Al final, dicen algunos: «cada quien habla por como le va en la feria». He tenido oportunidad de dialogar con muchísimas personas en los últimos 3 meses y más de la mitad me han dicho que México cada día está peor. Pero al profundizar en la charla, me he dado cuenta que es el discurso común sin haber realmente reflexionado sobre su propia realidad. Les pongo un caso: hace unas semanas platiqué con un buen amigo que nació en Oaxaca y que vino a la CDMX hace algunos años. Él, en Oaxaca, se dedicaba al campo y la ganadería. Decidió venir a la ciudad a probar suerte, primero trabajando en el Estado de México y luego ya asentándose en un pequeño departamento en Iztapalapa. Hoy es un hombre casado, tiene 2 hijos, es dueño del departamento donde vive, tiene un trabajo fijo y hasta le alcanza para tener un pequeño serpentario en casa. Su esposa está en el último semestre de la carrera de pedagogía pero ya trabaja por las mañanas en un kínder. Esta es una de las parejas que me decía «México va de mal en peor». ¿En serio consideras malo ser dueño del piso donde vives, tener estudios universitarios y poder mantener una familia de manera decorosa? Entiendo perfecto que no es la situación de la totalidad de la población, pero lo que busco demostrar es cómo a veces no nos damos cuenta de las cosas que tenemos, nunca estamos conformes y queremos más y nos quejamos, en lugar de ver el panorama completo.
Yo SÍ quiero que Andrés Manuel sea presidente de México, porque quiero poder platicar con las personas que hoy se quejan de su situación, verlos dentro de 4 años y hacer un ejercicio en retrospectiva: ¿realmente las cosas en tu vida fueron mejores?
México, tan solo en el 2017, creció (cifras oficiales) 2.1% (corroborado por el sitio verificado.mx). ¿Sabes de cuánto fue el crecimiento de toda la Unión Europea en el mismo año? 2.4%, es decir, México solito creció casi lo mismo que uno de los continentes más poderosos del mundo. Estados Unidos, en el mismo periodo, creció 2.3%, ¡un aumento del PIB casi idéntico al nuestro! (corroborado por el sitio 24 Horas).
¿No será que, en realidad, México está creciendo a pesar de nosotros y no gracias a nosotros? Porque, en efecto, no somos Suiza, Holanda, Alemania o Finlandia, pero mi sentir es que no queremos llegar a serlo, porque llegar a esos niveles es gracias a que la gente trabaja, es productiva y organizada. Veamos un ejemplo: según datos de la revista Forbes, en Estados Unidos entre 1999 y 2009, la productividad de la gente se incrementó en un 34.9%, eso redundó en un aumento en salarios en poco menos de $1,000 dólares al mes en ese periodo. ¿Y entre esos años, cuánto aumentó la productividad del trabajador promedio en México? 2.1%
Muero de ganas de ver cuánto crece México en 6 años de gobierno de López Obrador, dándole dinero gratis a la gente y a los ninis, en lugar de obligándolos a ser personas que trabajen en beneficio de la nación. Por eso, en definitiva, yo SÍ quiero que AMLO sea presidente.
Es claro que el gobierno actual, ni los anteriores, son perfectos. Han sido claramente corruptos y hasta parece que se burlan de nosotros. Mi pregunta es: ¿los políticos que hemos tenido, vienen de Marte o de Venus? ¡No! Son mexicanos, igual que nosotros. Quizá el problema no está en la división gobernante-gobernado, sino en que la gran mayoría de las personas que hoy se queja de los que están allá arriba, sería igual -y hasta peor- teniendo ese puesto. ¿Por qué? Porque en lugar de buscar el bienestar social, queremos jalar agua para nuestro molino, porque «el que no transa, no avanza».
¿Quieres que caiga más dinero a tu bolsillo? Trabaja mejor. No más, solo mejor, sé más productivo, olvídate de la charla de garrafón en la oficina o de checar tu Facebook durante una hora todas las mañanas. Ponte a trabajar como se debe.
¿Quieres un país menos corrupto? Comienza por respetar la ley, por no dar mordidas, por permitir que te pare un policía de tránsito cuando cometas una multa de tránsito y en lugar de darle 200 pesos, ve al corralón y luego saca tu auto. Porque eso no lo va a cambiar mágicamente ningún gobernante, ¿o cuando AMLO fue Jefe de Gobierno, la corrupción se acabó como hoy presume que puede lograr siendo presidente?
Que gane AMLO la presidencia, para que veamos que siempre se puede estar un poco peor. Nos queda tocar fondo.