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No hay crimen impune

May 1, 2009

Así inicio esta reflexión, un poco ligada a la de que los seres humanos no somos dignos de confianza.

Durante mi vida he pasado por muchas situaciones, como todas las personas. Quizá las más dolorosas, pero de las que más he aprendido han sido los desamores. Hace muchos años fui lastimado severamente del corazón, pero eso que casi me mata (literalmente) después me hizo más fuerte. Años después, sin yo desearlo, ésa persona tuvo una experiencia similar, sólo que del otro lado, del lado de ser la lastimada. Esto me comprueba que, para el destino, somos simples piezas de ajedrez que nos movemos de acuerdo a los caprichos y estrategias de la vida.

Hoy comprobé que ése destino sigue vivo en mí. Engañé a muchos, pero sobre todo a mí mismo. Hoy, el destino se cobró esos engaños y me ha dado una lección: la felicidad es efímera. Si juegas con las cosas que te dan felicidad, la vida te las va a arrebatar a la mala, por eso es mejor tomárselas enserio. Si engañas, serás engañado. Es por eso que no me siento mal, aprendí y, aunque duele, seguiré adelante, porque eso bueno que el destino me regaló y que me fue arrebatado, me dio un nuevo motivo para vivir, para respirar, me enseñó que hay personas, cosas y actos en el mundo por las que se debe gozar cada minuto, porque un día, muy pronto, cuando mi vida deje de serlo, desde algún lugar habré tenido todo lo que quise.

Gracias M.

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